La extinción de especies no solamente afecta a vegetales y animales salvajes, también se está produciendo una desaparición masiva de cultivos, y plantas, se están perdiendo usos milenarios lo cual está originando una pérdida de patrimonio y erosión genética en los alimentos que consumimos. La gran industria busca simplificar los procesos, desarrollar alimentos basados en pocas materias primas, y para ello consiguen productos atractivos usando aditivos químicos.  

En nuestro proyecto de investigación sobre el bosque mediterráneo trabajamos también con especies cultivables antiguas que mantienen un acervo genético y de conocimientos de gran importancia. Las variedades se pierden porque son menos competitivas que las especies de valle, más oportunistas, pero de menor calidad.