Proyectos de restauraciones ecológicas de hábitats amenazados
Bosques riparios
Es un hábitat de interés comunitario de los más interesantes en la península ibérica, el bosque aluvial caducifolio de alisos (Alnus glutinosa) que encontramos en las cabeceras de los ríos.
Es un hábitat cerrado, húmedo y umbroso típico del norte y oeste de la península ibérica, tiene gran importancia para prevenir la erosión y frenar la velocidad del agua durante las crecidas de estos arroyos de aguas cristalinas. En la imagen destacan los alisos, los árboles de mayor tamaño; más pequeño pero frondoso vemos al sauce cenizo (Salix atrocinerea) y al arraclán (Frangula alnus), el último que pierde la hoja a finales de otoño. Vemos también la importancia del nivel arbustivo, sobre todo espectaculares formaciones de hiedras (Hedera helix) y la zarzamora (Rubus ulmifolius). En las zonas mejor conservadas de la península, los bosques riparios, en las zonas más abruptas, los encontramos junto a robledales, alcornocales, brezales o jarales. Justo donde Restauraciones Ecológicas hizo esta foto, hace una semana, nace uno de los arroyos que conforman las fuentes del río Gévora, en la frontera junto a la sierra portuguesa de San Mamed. Son bosques caducifolios que flanquean los ríos y cuces permanentes de agua, constituyen hábitats con alta biodiversidad y alcanzan su máximo esplendor durante el estío.
Alisedas
Olmo europeo
Salix atrocinerea
Olmedas
Salix caprea
Saucedas
Encinares y alcornocales
Los encinares y alcornocales son bosques esclerófilos, adaptados a largos periodos de sequía estival del bosque mediterráneo.
Las encinas son, sin duda, los árboles más característicos de los ecosistemas mediterráneos y presentan una mayor resistencia a la sequía que los alcornoques, los cuales también presentan una amplia distribución. Existen claras diferencias entre ambas formaciones en lo que se refiere a la ecología. Mientras que los encinares presentan una amplia versatilidad de sustrato, los alcornocales solo están presentes en suelos silíceos y requieren un mayor número de precipitaciones que los encinares. Estos dos tipos de bosques constituyen la vegetación óptima en gran parte de las zonas basales, aunque han sido alterados en la mayoría de las localizaciones para formar dehesas. Con respecto a la vegetación acompañante, la encina suele aparecer junto Pyrus bourgeana, Cistus crispus, Cytisus scoparius, Retama sphaerocarpa, Genista hirsuta, Lavandula stoecbas, Thymus mastichiná… Los alcornoques, por otro lado, se encuentran acompañados por Arbutus unedó, Viburnum tinus, Phyllirea angustifolia, Erica australis, E.arborea, C.populifolius… En Restauraciones Ecológicas llevamos a cabo proyectos de hábitats amenazados y también de recuperación de cultivos perdidos.
Encinares y alcornocales
Robledales
Los robledales se encuentran predominados por la presencia de Quercus robur, es cual presenta una gran amplitud ecológica. Esta especie supera los 30 m de alto y presenta una copa amplia y regular. Quercus robur es muy exigente a nivel de humedad, por lo que no soporta bien las sequías estacionales y muestra preferencia por suelos ácidos. Nos encontramos ante formaciones termófilas (no suelen superar los 1000 m de altitud). Suele estar presentes en zonas de valles y llanuras antes que en zonas de montañas. Esta especie puede formar bosques puros, aunque normalmente se encuentra acompañado de otras especies como Betula celtiberica, Quercus petrea, Ilex aquifolium, Sorbus aucuparia, Pyrus piraster, Pteridium aquilinum...
Vegetación casmofítica
En la composición fotográfica mostramos un hábitat amenazado a escala europea, su código es el 8220 según la directiva europea de hábitats. Son las laderas silíceas con vegetación casmofítica. Según el manual de interpretación de hábitats de la Unión Europea se trata de un hábitat muy especializado donde encontramos la vegetación de las fisuras de las montañas rocosas, que presentan muchos subtipos regionales. Dicho de otra manera, en estos hábitats encontramos una gran riqueza de hiedras, helechos, hepáticas, musgos, y fanerógamas especializadas. Roquedos (farallones, cantiles, paredones, escarpes, cortados, riscos, peñas, etc.) de naturaleza silícea que alojan comunidades vegetales abiertas de plantas perennes enraizadas en las fisuras y grietas.